Diseño de producto

Roto es un estado de ánimo más que una realidad

¿Por qué la gente no arregla las cosas? Algunos investigadores británicos del diseño tienen una respuesta razonable, pero no chocante: Reparar significa que tenemos que trabajar por nuestras cosas, cuando esperamos que nuestras cosas trabajen por nosotros.

Un grupo de investigadores de Nottingham Trent encuestó el año pasado a 507 propietarios de aspiradoras sobre su actitud ante el mantenimiento y la reparación. En teoría, la mayoría de la gente está dispuesta a reparar: el 80% de los encuestados dijo que consideraría la posibilidad de reparar una aspiradora rota, pero sólo el 18% lo había hecho alguna vez. Casi el mismo número de personas (16%) admitió que nunca realiza tareas de mantenimiento de la aspiradora, como cambiar el filtro o limpiar el cepillo.

Dyson vacuum repair
Christophe, usuario de iFixit, se encuentra entre el 18% de propietarios que han reparadora una aspiradora con su guía de Dyson.

Las aspiradoras contribuyen más a las emisiones de gases de efecto invernadero que cualquier otro producto eléctrico, excepto los televisores. Y el 50% de las personas que compraron aspiradoras en 2012 estaban sustituyendo una que tenía menos de 5 años, a pesar de que la mayoría espera que una aspiradora dure al menos ese tiempo.

Giuseppe Salvia, Tim Cooper y su equipo afirman que cuando los usuarios piensan que algo está “roto”, no se trata “necesariamente de una condición intrínseca sino, más bien, de una percepción de que la máquina exige un esfuerzo no deseado al usuario”. Es decir, a menudo no está tan roto como pensamos: la gente simplemente es perezosa. Cuando se compra una máquina, se intenta automatizar algo. La reparación y el mantenimiento invierten esa relación.

En defensa de los no reparadores, los productos a menudo fomentan nuestra pereza. Las mejores mentes tecnológicas del mundo compiten por crear un equipo de asistentes personales sumisos y deferentes: Siri, Cortana, Alexa y Google Now viven para servir. Y entierran las partes reparables y mantenibles tras exteriores sin botones y tornillos patentados ocultos. Porque, por supuesto, un mayordomo no querría darte problemas. No te preocupes por mí, dice Siri. Me quedaré aquí cuidando mi batería hinchada hasta que decidas reemplazarme.

Por eso, concluyen los investigadores, la verdadera clave es un mejor diseño del producto. Los diseñadores pueden hacer que el mantenimiento y la reparación sean intuitivos, fáciles y obvios, como han hecho los diseñadores del Fairphone 2.

Algún día, las máquinas nos ayudarán a ayudarles. Hasta entonces, para que nuestras cosas duren, tenemos que dejar de pensar que están rotas y empezar a pensar que se pueden arreglar. Y quizá dejar que Siri se saque los zapatos de vez en cuando.

Este artículo fue traducido por Mariana Roca